ACCESIBILIDAD

Cuando nacieron las gemelas compramos carritos gemelares (hay una entrada sobre ellos) para movernos por la ciudad. Desde el primer momento se hizo evidente que es muy complicado llevarlos: los ascensores son pequeños y estrechos, las rampas que hay en muchos edificios son demasiado empinadas, y algunas ni tan siquiera llegan a la acera, son malos remedios que la legislación ha impuesto en la totalidad de comunidades de propietarios, que tratan de eludir posibles sanciones con parches.Pero no es sólo en los edificios, donde nos encontramos con dificultades. En las calles los problemas continúan, las aceras son en muchos casos irregulares, estrechas, no siempre hay accesos a ras de calle para poder cruzar la vía, y tienes que andar subiendo y bajando escalones... Estas son sólo algunos de los problemas con los que nos encontramos en una capital de provincia de tamaño medio. En los pueblos es mucho peor. En muchos casos a unas orografías complejas, hay que añadir antiguas calles, empinadas, estrechas, y con aceras escalonadas cuando las hay, porque también hay calles donde las aceras no existen, con el peligro que ello supone para los peatones.
Los problemas con los que me enfrento a diario, me han hecho darme cuenta de las tremendas dificultades con las que las personas con discapacidades de tipo motor, han de afrontar. Sé que mis problemas son transitorios, pero aquellas personas que se encuentran afectadas por diferentes patologías, que les impiden andar, probablemente deban aguantar esto durante muchos años.
Desde esta humilde página, al tiempo que reconozco que, como casi todos, sólo me acuerdo de Santa Bárbara cuando truena, quiero hacer una petición a las Administraciones para que realicen todas las actividades posibles encaminadas a eliminar las barreras urbanísticas en nuestros pueblos y ciudades, de una forma real, no únicamente sobre el papel. También quiero expresar mi solidaridad y apoyo a todos los que para ver un parque, ir a de compras, a tomarse una caña, al cine, a trabajar... dependen de una silla de ruedas, y en muchos casos de una tercera persona.
Señores, ¡va por ustedes!.

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