PROBLEMAS SENSORIALES

Según va pasando el tiempo, me doy cuenta de que no sólo es el aspecto físico lo que cambia con la maternidad, esos pellejos rebeldes que se niegan a volver al lugar donde estaban unos meses antes. Las tetas se caen, pero el problema principal radica en que también tengo afectada la visión y el oído.
Mi visión ha cambiado y creo que de seguir así tendré que acudir al especialista. La duda que me surge es ¿qué especialista?. Porque lo mio no es un problema de miopía, hipermetropía o agtismatismo, aunque es cierto que sufro cierta ceguera enamoradiza, que no resulta preocupante. Lo mio es un problema de percepción e interpretación de la realidad, y así donde antes veía unas bonitas piedras que adornan y separan el césped del albero, en el parque de Castelar, ahora veo unos dientes feroces dispuestos a desgarrar y golpear la carnecita de mis niñas. Donde antes volaba una paloma, sólo veo una rata voladora llena de gérmenes. Y por supuesto, donde antes había suciedad sin mayor trascendencia, ahora hay un ejército de gérmenes dispuestos a causar gastroenteritis, o cualquier otra "itis". Y a pesar de esta deformación visual, no queda más remedio que apechugar, y continuar yendo al parque, alimentando a las palomas, y vigilando que nadie osé coger nada de ese suelo tan sucio y atractivo.
Sé que esto no es un problema gemelar, lo más que puede causar tener gemelos en este caso, es que tienes que multiplicar tu atención, para que Julia no coja un cacho de pan del suelo del parque y se lo meta en la boca, o para que Patricia no chupe las barras que rodean al estanque, que están infestadas de suciedad.
Tampoco va a la zaga mi oído, pero en este caso no es que deforme lo que percibe, sino que percibe demasiado. Un pequeño quejido nocturno, una respiración irregular, dos toses seguidas. Todo es percibido con demasiada intensidad, no se le escapa nada. Y yo me preguntó ¿cómo es posible que suceda esto? A mi que antes no escuchaba nada de nada, que mi madre se desesperaba intentando hacerme espabilar...
Tal vez no esté tan enferma como parecía en un principio, puede que no necesite acudir a ningún especialista después de todo. Que estos problemas sensoriales sea la normalidad de las paranoias marternales, y que lo suyo sea continuar haciendo las cosas que nos gustan aunque esos "monstruos" se encuentren tan cerca, y que cuando en mitad de la noche se oiga un pequeño quejido, haya que tirar de tranquilidad y esperar unos segundos, antes de lanzarse a la oscuridad. Todo irá bien

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