CONOCIENDO EL MUNDO


El sábado pasado fuimos de viaje, a Oliva de la Frontera y Jeréz de los Caballeros, de ahí vienen nuestras familias. Nos llevamos a las niñas, que pasaron el viaje durmiendo.
Lo pasaron fenomenal, visitamos el parque de Santa Lucía, y lo pasaron como los indios, asomándose al mirador del parque, persiguiendo hormiguitas, como las grandes exploradoras que en su día serán. Subieron y bajaron escaleras, se cayeron un montón de veces al suelo, y se rasparon aún más sus zapatos granates. Me encanta verlas tan activa, correteando, persiguiéndose, y luego zampando como bestezuelas los yogures que le ofrecíamos.
Nuestros pueblos son muy bonitos, Oliva es llano, sólo el santuario de la Virgen de Gracia se encuentra en alto. En la fotografía de arriba podéis verlo al anochecer.
Jerez de los Caballeros es un pueblo situado en plena sierra, con varias iglesias, y torres barrocas. Calles empinadas, blancas, varios castillos casonas antiguas, señoriales. Las calles son, en muchos casos, tremendamente empinadas, de estas empedradas que no admiten asfalto, para salvaguardar su belleza. Las aceras, son en muchos casos demasiado estrechas para poder circular con carrito gemelar, incluso con uno normal, por eso bajamos a las niñas y las hicimos ir a ratos andando y a ratos en brazos. Ellas encantadas, nosotros, sus padres y abuelos, deslomados.
¡Que maravilla es esto de descubrir el mundo! Que todo sea nuevo, que nos entusiasmen hasta las moscas que vuelan alrededor, que las hormigas supongan una novedad, y seguir su camino con el dedo sea tan divertido . ¡Que poco importan las agujetas que tuvimos (los padres) al día siguiente!.
Gajes del oficio paternal.

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