Lo confieso, he estado curioseando por internet blogs literarios, o mejor dicho de literatos. Me he metido de cabeza en el de la escritora Care Santos, llamado http://silencioeslodemas.blogspot.com/. A la confesión anterior tengo que añadir otra, es la primera vez que leo a la Señora Santos, que me era completamente desconocida y que por la forma en la que habla de los niños, da la sensación de no tenerlos y de que tampoco le gustan demasiado.
Su entrada del día se llama intimidades en la ducha, en ella habla de como le gusta ducharse, de qué forma se enjabona, por donde empieza, el tiempo que emplea en la ducha ideal, cosas de las que le gusta rodearse... y yo no he tenido por menos, que llegar a la conclusión de que ni tengo intimidad en la ducha, ni ningún otro sitio en realidad. Que cuando entro en el baño tengo muchas posibilidades de verme interrumpida por una preciosa enana con ganas de saludar, que vendrá aupada por su padre a ver qué es lo que hago, que me enjabonaré los más rápidamente posible todo el cuerpo sin orden alguno, usaré mi champú para cabello rizado, y con un poco de suerte conseguiré echarme la mascarilla o el acondicionador, pillaré el albornoz de donde lo dejé y todavía mojada asomaré la cabeza al menos en dos ocasiones fuera del cuarto de baño para ver como van las cosas. Me desenredaré el pelo al trote, con mi peine de tenedor tricolor, y como ahora es invierno y hace fresquillo usaré el secador, aunque todos sabemos que no acabaré la faena, no por prisa, sino porque desde mi mas tierna infancia, me ha aburrido muchísimo secarme el pelo.
Me vestiré con lo que entalle a mano, eso sí, siempre ropa interior limpia y por supuesto puedo olvidarme de ninguna crema hidratante, exfoliante o de cualquier otra clase. Me echaré desodorante si me acuerdo, me miraré al espejo que probablemente siga empañado todavía, y al no ver nada , optaré por salir definitivamente del cuarto de baño, acudiré al espejo de la entrada a comprobar que mis ojeras siguen en su sitio.
Después de ducharme no me surmergiré en ningún libro (ya me gustaría no creas que no), pero seguro que hay algo que hacer, adentrarse en el "fascinante" mundo de la cocina, o mucho mejor, salir de paseo a tomar el sol, perseguir patos y palomas en algún parque... iré a aprender cosas nuevas, a reconocerme en dos pequeños rostros, y a seguir trabajando, que los días son muy largos.
Por cierto Segun, ¿dónde está la esponja?.
Su entrada del día se llama intimidades en la ducha, en ella habla de como le gusta ducharse, de qué forma se enjabona, por donde empieza, el tiempo que emplea en la ducha ideal, cosas de las que le gusta rodearse... y yo no he tenido por menos, que llegar a la conclusión de que ni tengo intimidad en la ducha, ni ningún otro sitio en realidad. Que cuando entro en el baño tengo muchas posibilidades de verme interrumpida por una preciosa enana con ganas de saludar, que vendrá aupada por su padre a ver qué es lo que hago, que me enjabonaré los más rápidamente posible todo el cuerpo sin orden alguno, usaré mi champú para cabello rizado, y con un poco de suerte conseguiré echarme la mascarilla o el acondicionador, pillaré el albornoz de donde lo dejé y todavía mojada asomaré la cabeza al menos en dos ocasiones fuera del cuarto de baño para ver como van las cosas. Me desenredaré el pelo al trote, con mi peine de tenedor tricolor, y como ahora es invierno y hace fresquillo usaré el secador, aunque todos sabemos que no acabaré la faena, no por prisa, sino porque desde mi mas tierna infancia, me ha aburrido muchísimo secarme el pelo.
Me vestiré con lo que entalle a mano, eso sí, siempre ropa interior limpia y por supuesto puedo olvidarme de ninguna crema hidratante, exfoliante o de cualquier otra clase. Me echaré desodorante si me acuerdo, me miraré al espejo que probablemente siga empañado todavía, y al no ver nada , optaré por salir definitivamente del cuarto de baño, acudiré al espejo de la entrada a comprobar que mis ojeras siguen en su sitio.
Después de ducharme no me surmergiré en ningún libro (ya me gustaría no creas que no), pero seguro que hay algo que hacer, adentrarse en el "fascinante" mundo de la cocina, o mucho mejor, salir de paseo a tomar el sol, perseguir patos y palomas en algún parque... iré a aprender cosas nuevas, a reconocerme en dos pequeños rostros, y a seguir trabajando, que los días son muy largos.
Por cierto Segun, ¿dónde está la esponja?.
2 comentarios:
Pues que sepas que tiene tres hijos pequeños. Lo que hoy día tiene mérito.
Estimado Julian, debo decir que esta escritora, disimula divinamente su condición de madre de familia numerosa.
En otra de sus entradas leí una perla del tipo los niños estropean cualquier conversación, o algo por el estilo, que lo diría en plan gracioso, pero a mi me sonó fatal. Por eso, te digo, que disimula su condición maternal a las mil maravillas.
Es cierto, que hoy en día, tener más de un hijo ya es meritorio. Por cierto, yo tengo dos, con dos años y medio. Ahora, me van dejando entrar en la ducha (aunque como me vean en la bañera acaban metiéndose conmigo).
Saludos y gracias por tu visita.
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