NUESTROS HIJOS SON GENEROSOS

El sábado pasado, cumpliendo con el ritual de acudir al Carrefour a hacer nuestras compras semanales, me encontré en la estantería de libros (siempre que veo una zona de libros tengo que parar a echar un vistazo), con el de Carlos González, "Bésame Mucho" donde a parte de apostar por el colecho, se trata de dar otro tipo de educación a nuestros niños. Le eché un breve vistazo, y encontré varios encabezados interesantes, uno que me llamó la atención decía "su hijo es generoso", y aunque no pude adentrarme en el asunto (como siempre las prisas), se me quedó esa frase dentro, y he estado dándole vueltas a la cabeza. Así, llegué a la conclusión de que es verdad, nuestros niños lo son; generosos, alegres, desinteresados, no son rencorosos... no se sí es la falta de edad, de experiencia, o de qué. Con el tiempo es posible que todo cambie, pero ahora sí es así.

Recordé, que cuando por la noche estoy de mal humor, porque he tenido que levantarme a ver qué es lo que sucede por tercera o cuarta vez, si les riño, me enfado, les hablo mal, ellas lloran un poco, me miran con esos ojitos del gato de Shrek, apoyan su cabecita en mi hombro, y me calman a mí. Si es mi marido quien las tiene en brazos, porque he perdido la paciencia (que le voy a hacer, no soy perfecta), me buscan, me sonríen en la oscuridad, y no les importa que su madre haya pasado por un mal momento (momento ogro o erizo, que le llamamos en casa), extienden sus brazos hasta donde yo estoy pidiendo mi compañía, y entonces me siento tan mal, que no puedo expresarlo con palabras.
No es sólo eso, mis bebés esperan pacientemente el turno para ser vestidas, animando a la hermana que se encuentra en el cambiador, jugando con ella al "cucú tras". También aguardan cuando están comiendo y sólo hay una persona para alimentarlas, aunque tengan hambre, respetan el turno de su hermana, y esperan que la cuchara llegue a ellas. No les importa que hayas comenzado a dar de comer a una o la otra. Comparten las bolsas de Aspitos, y hasta los juguetes, aunque hay que reconocer que esto último les cuesta más trabajo.
No hay lugar para el rencor en su vida, lo que pasa es cosa del momento, y después se les olvida rápidamente. Cuando se pelean, cuando hacen sus luchas de pressing catch, sólo es eso, el momento, a los cinco minutos están jugando juntas.
Sí, es cierto, mis hijas, nuestros hijos, son generosos.

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