UN DÍA CUALQUIERA



Queridas Julia y Patricia:
Me quejo constantemente de las veces que me hacéis despertar por la noche (volvisteis a la carga), de que no me dejáis descansar, y me duele la espalda, el cuello, la cabeza. También me quejo porque a la par que ojeras, estoy desarrollando ojos de camaleón. Sí, de camaleón, esto sucede cuando una tiene que ir mirando a todos los sitios (izquierda, derecha, frente) para vigilar vuestros temerarios pasos, que os llevan cerca de enchufes, mesas inestables, pinzas de la ropa, bañeras atractivas, suelos extremadamente sucios.... y hago de mi queja maternal una especie de plegaria extraña que me mantiene erguida.
Pero ahora, que estoy agobiada por el trabajo, abotargada, hastiada, en definitiva HARTA, sólo miraros en una foto me hace sentir aliviada, como si el peso que cargo sobre mis espaldas fuera menor, y no sé... me alegráis la mañana, y dais sentido al caos y la responsabilidad laboral que rechazo cada día con más vehemencia. Sois un consuelo tremendo para este cuerpo, y su correspondiente alma. Vuestra madre que enloquece de amor

Anab

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