He demorado hacer una entrada sobre la posibilidad real de conciliar vida laboral y familiar, porque me siento condicionada con la situación que atravieso en la actualidad, y que posiblemente no sea la de la mayoría de las madres trabajadoras. Me explico, si complicado es tener un bebé, mucho más resulta tener dos al mismo tiempo, la exigencia de tiempo, atención, disponibilidad se extrema. Además, ya he dicho en muchas ocasiones, que un handicap con el que me he encontrado es que las gemelas no duermen todo lo bien que cabría esperar, aspecto que por otro lado también sufren otros muchos progenitores en mi situación, ya sea con uno, dos o más hijos. Pero cuando uno pasa los meses sin dormir una noche del tirón el cuerpo se resiente.
En mi caso, y es de lo único que puedo hablar, la conciliación se realiza a costa de mi pellejo y el de mi marido. Yo soy abogada, pero no he conseguido reintegrarme a mis funciones de forma plena desde el nacimiento de las niñas. Tampoco es que me importe mucho, porque de vez en cuando me dan ganas de darle una patada en el culazo al curro, pero en fin, ese es otro tema. Yo he optado por permanecer con mis hijas por las tardes, acompañarlas durante todo el tiempo que haga falta, sea uno o varios años.
Creo que es indispensable que mis hijas estén atendidas por alguno de nosotros todo el tiempo que sea posible, su bienestar para mí es más importante que el dinero, y en la medida en que ello sea posible, deseo estar a su lado, aunque eso me agota a veces. Espero, que con el tiempo, no sólo yo me ocupe de esta labor, sino que exista la posibilidad real de delegar en mi marido. Ahora no es posible, porque él se encarga de sacar todo ese trabajo extra adelante. Yo trabajo por las mañanas, única y exclusivamente, tengo, por así decirlo una media jornada que me cuesta dinero, más que el que gano, pero tampoco quiero desvincularme de esta profesión. En contra de lo que piensen algunos el oficio de abogado es exigente en tiempo, esfuerzo, y supone en muchas ocasiones un desgaste emocional grande. Por eso la media jornada no me cunde lo suficiente, y que en definitiva ha supuesto no un paron en mi vida laboral, sino un cierto retroceso. Es cierto, que tampoco es que yo fuera una máquina y que ganase montones de dinero, pero la maternidad, al menos en la forma en que he decidido asumirla, ha traído como consecuencia una disminución notable de mis ingresos.
Mi intención, una vez que las niñas comiencen a dormir "del tirón" con regularidad, es realizaruna jornada intensiva, pero aún con eso tengo mis serias dudas de que pueda alcanzar las cuotas y actuaciones de otros compañeros. Tal vez mi error esté en compararme con los demás,y lo único que debo hacer es mirarme y ver si estoy satisfecha con lo que hago.
¡Deseadme suerte!
En mi caso, y es de lo único que puedo hablar, la conciliación se realiza a costa de mi pellejo y el de mi marido. Yo soy abogada, pero no he conseguido reintegrarme a mis funciones de forma plena desde el nacimiento de las niñas. Tampoco es que me importe mucho, porque de vez en cuando me dan ganas de darle una patada en el culazo al curro, pero en fin, ese es otro tema. Yo he optado por permanecer con mis hijas por las tardes, acompañarlas durante todo el tiempo que haga falta, sea uno o varios años.
Creo que es indispensable que mis hijas estén atendidas por alguno de nosotros todo el tiempo que sea posible, su bienestar para mí es más importante que el dinero, y en la medida en que ello sea posible, deseo estar a su lado, aunque eso me agota a veces. Espero, que con el tiempo, no sólo yo me ocupe de esta labor, sino que exista la posibilidad real de delegar en mi marido. Ahora no es posible, porque él se encarga de sacar todo ese trabajo extra adelante. Yo trabajo por las mañanas, única y exclusivamente, tengo, por así decirlo una media jornada que me cuesta dinero, más que el que gano, pero tampoco quiero desvincularme de esta profesión. En contra de lo que piensen algunos el oficio de abogado es exigente en tiempo, esfuerzo, y supone en muchas ocasiones un desgaste emocional grande. Por eso la media jornada no me cunde lo suficiente, y que en definitiva ha supuesto no un paron en mi vida laboral, sino un cierto retroceso. Es cierto, que tampoco es que yo fuera una máquina y que ganase montones de dinero, pero la maternidad, al menos en la forma en que he decidido asumirla, ha traído como consecuencia una disminución notable de mis ingresos.
Mi intención, una vez que las niñas comiencen a dormir "del tirón" con regularidad, es realizaruna jornada intensiva, pero aún con eso tengo mis serias dudas de que pueda alcanzar las cuotas y actuaciones de otros compañeros. Tal vez mi error esté en compararme con los demás,y lo único que debo hacer es mirarme y ver si estoy satisfecha con lo que hago.
¡Deseadme suerte!
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