- Tijeras de punta redondeada, y mango de plástico verde. Las que uso para cortarle las uñas a las gemelas.
- Infinidad de envoltorios de Aspitos. Cuando digo infinidad, en realidad quiero decir, que todos los días aparece al menos uno. Aunque no sólo yo los acumulo, también el coche cuando salimos de viaje, tiende a guardar estas bolsitas, y botellitas de agua.
- Envoltorios de "pikotas". Unas gominolas con sabor a fresa, y muchísima azucar. Son mías que conste, ¡qué pensabais!, no soy tan irresponsable para dárselas a mis gorditas.
- Una pelota de color naranja y azul, de un juego de piezas de Imaginarium. Supongo que después de guardarla treinta veces, opté por meterla en el bolsillo. No importa, porque hay otras cuatro más que están desaparecidas por casa.
- Tres chupetes de la marca Suavinex, para mayores de seis meses, de diversos colores.
- Un billete de cinco euros. Siguiendo don el dinero, varias monedas de euro, y céntimos (veinte, cincuenta, diez, uno, da igual). Reconozco que encontrar dinero en los bolsillos, proporciona una alegría tremenda, sobre todo cuando contabas con que todo tu caudal se había agotado.
- Gomas para recoger el pelo, de color negro, marrón, verde, rojo, blanco. Por eso no las encuentro nunca cuando voy a peinarme, y acabo sacando otra nueva, que con total seguridad irá a parar a mis bolsillos, y al día siguiente no encontraré. Por lo que acabaré sacando otra goma que usaré para peinarme y bla, bla, bla... para que volver a explicar este círculo vicioso.
- Una pulsera, que Patricia quería quitarme el otro día.
- Pendientes de aro de plata, que también iban a ser hurtados por la nena.
- Botones de repuesto, de estos que te dan cuando compras algo, en previsión de que van a caerse de la prenda que has adquirido, casi con seguridad. De esos he encontrado dos paquetitos (esta semana).
- Reproductor MP4, que había guardado dos días antes para que no despareciera mientras fregaba la batidora después de hacer la fruta.
Sobre las malas noches, los días estupendos, los ojos nuevos que los bebés nos prestan
MIS BOLSILLOS
UN DÍA CUALQUIERA

Me quejo constantemente de las veces que me hacéis despertar por la noche (volvisteis a la carga), de que no me dejáis descansar, y me duele la espalda, el cuello, la cabeza. También me quejo porque a la par que ojeras, estoy desarrollando ojos de camaleón. Sí, de camaleón, esto sucede cuando una tiene que ir mirando a todos los sitios (izquierda, derecha, frente) para vigilar vuestros temerarios pasos, que os llevan cerca de enchufes, mesas inestables, pinzas de la ropa, bañeras atractivas, suelos extremadamente sucios.... y hago de mi queja maternal una especie de plegaria extraña que me mantiene erguida.
Pero ahora, que estoy agobiada por el trabajo, abotargada, hastiada, en definitiva HARTA, sólo miraros en una foto me hace sentir aliviada, como si el peso que cargo sobre mis espaldas fuera menor, y no sé... me alegráis la mañana, y dais sentido al caos y la responsabilidad laboral que rechazo cada día con más vehemencia. Sois un consuelo tremendo para este cuerpo, y su correspondiente alma. Vuestra madre que enloquece de amor
Anab
BACKYARDIGANS. MIS AMIGUITOS DEL JARDÍN
CONCILIACIÓN ¿ES POSIBLE?
En mi caso, y es de lo único que puedo hablar, la conciliación se realiza a costa de mi pellejo y el de mi marido. Yo soy abogada, pero no he conseguido reintegrarme a mis funciones de forma plena desde el nacimiento de las niñas. Tampoco es que me importe mucho, porque de vez en cuando me dan ganas de darle una patada en el culazo al curro, pero en fin, ese es otro tema. Yo he optado por permanecer con mis hijas por las tardes, acompañarlas durante todo el tiempo que haga falta, sea uno o varios años.
Creo que es indispensable que mis hijas estén atendidas por alguno de nosotros todo el tiempo que sea posible, su bienestar para mí es más importante que el dinero, y en la medida en que ello sea posible, deseo estar a su lado, aunque eso me agota a veces. Espero, que con el tiempo, no sólo yo me ocupe de esta labor, sino que exista la posibilidad real de delegar en mi marido. Ahora no es posible, porque él se encarga de sacar todo ese trabajo extra adelante. Yo trabajo por las mañanas, única y exclusivamente, tengo, por así decirlo una media jornada que me cuesta dinero, más que el que gano, pero tampoco quiero desvincularme de esta profesión. En contra de lo que piensen algunos el oficio de abogado es exigente en tiempo, esfuerzo, y supone en muchas ocasiones un desgaste emocional grande. Por eso la media jornada no me cunde lo suficiente, y que en definitiva ha supuesto no un paron en mi vida laboral, sino un cierto retroceso. Es cierto, que tampoco es que yo fuera una máquina y que ganase montones de dinero, pero la maternidad, al menos en la forma en que he decidido asumirla, ha traído como consecuencia una disminución notable de mis ingresos.
Mi intención, una vez que las niñas comiencen a dormir "del tirón" con regularidad, es realizaruna jornada intensiva, pero aún con eso tengo mis serias dudas de que pueda alcanzar las cuotas y actuaciones de otros compañeros. Tal vez mi error esté en compararme con los demás,y lo único que debo hacer es mirarme y ver si estoy satisfecha con lo que hago.
¡Deseadme suerte!
JULIA, JULIA, JULIA.
Lo cierto es que la niña se quedo tranquilisima, y su padre y yo con un mal cuerpo espantoso, acabamos tomando dos tilas, y casi sin cenar, porque no eramos capaces de quitarle ojo.
Es que cualquier cosa que les pase a ellas, te duele más que si el afectado fueras tú ¡qué cosas!.
¡Julia, no vuelvas a caerte! Cachito de carne mía, no se te ocurra hacerte daño otra vez.
Yo sé que tienen que caerse y hacerse heridas. Lo entiendo, lo racionalizo, pero, ¡joder como duele!.
¿CIEN ENTRADAS? SÍ, SON CIEN



En la entrada de la mamma relativo a los “problemas sensoriales” se dejaba bastante claro el tema al respecto. Sin embargo, aprovechándome de la generosidad de la cumpleañera (que está mejor que nunca) voy a poner un ejemplo práctico.
El gasto que hacemos en ropa para las gemelas es bastante considerable. No sólo porque crecen a un ritmo que provoca que estén apunto de salirse de los percentiles, sino porque, hay que reconocerlo, disfrutamos vistiéndolas (como si fueran dos muñequitas). A menudo vamos a Zara, donde encontramos prendas a buen precio y con un diseño moderno. A mi, personalmente, me gusta más el estilo que ofrece esta cadena, que los clásicos trajecitos de lacitos y volantes.
En la fotografía de la entrada anterior, Julia y Patricia visten una especie de blazer o chaqueta roja que compramos, precisamente en Zara. La prenda se abrocha mediante unos grandes botones también en color rojo, y aquí es donde estaba el problema. Después de un par de usos, descubrimos que los botones estaban mal cosidos y que un mordisco más los hubiese desprendido de la tela, con el consiguiente riesgo de que las niñas se los tragasen. Creo que el acabado de la prenda, y más si es infantil, también debe entrar dentro de los criterios o protocolos de calidad de la empresa.
Entré en la página web de Zara y les remití una reclamación. Me fastidió que el formato del formulario no me permitiese extenderme en la queja al estar limitado el número de caracteres del mensaje, pero bueno. Hace pocos días recibí una amable contestación igual de escueta, acusando recibo y comprometiéndose a “mejorar la calidad de nuestros artículos infantiles”: me alegro de haber recibido contestación y espero que ese compromiso se traduzca en un mayor control en el acabado de la ropa. En cualquiera de los casos, a partir de ahora, antes de comprar, habrá que asegurarse de que el producto es seguro.
Saludos del otro mamma
PD. La fotografía fue tomada en la calle San Agustín de Jerez de los Caballeros, y la torre barroca que aparece al fondo es la de San Miguel.35 AÑAZOS
La crisis que me ataca feroz, obedece más a temas emocionales, de ubicación vital y profesional que a nada físico. ¿Quien soy? ¿Qué soy? ¿A donde voy? ¿Donde estoy?... Miro, a mi alrededor y no encuentro nada, sólo niebla algunos días más espesa y otros menos. Tengo que reconocer que esta falta de orientación, es más una cuestión de ambición profesional, y de algunos aspectos profesionales, no personales, en los que mi familia, amiguetes, y demás me hacen muy feliz.
La desorientación personal, es menor que hace unos años. Al menos ya se que quiero ser de mayor ..., y no me refiero a ser jubilada, que también. Pero como todavía me da vergüenza reconocerlo, en un alarde de falta de honestidad me lo guardaré para mí.
Gracias a mi familia, a mis amigos, a todos los que antes o después se acordaron de mi, y me felicitaron. Yo me felicito también, y no sólo por cumplir un año más, sino por teneros en mi compañía.