Hoy abrí las puertas de casa y entró la alegría. Como el agua, en avalancha, salvaje, arrastró las penas mías. Las tiró por el balcón, cuatro pisos hacia el suelo, y allí se encontraban, aplastadas cuando salí a dar un paseo. Ni las miré, seguí mi camino escuchando música, y mirando el cielo azul de este día frío de otoño.



Dos risas rosas, de leche con galletas, me despiden en la puerta, camino del trabajo. Melodías sencillas, unas tradicionales, otras inventadas, hacen bailar a estos bebés, al compás de cariñosas voces desafinadas, que las agarran como si la vida les fuera en ello.




Estoy esperando volver a abrazar vuestros cuerpecitos, a morder vuestra nariz, los "bracinos", a daros besos en la planta de los pies. Para que engañarnos, espero ansiosa crear más risas estruendosas, de esas que se contagian a cualquiera que se arrime.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y ademas...trabajas???/
Madres a la espanola, felicitaciones!!!!