LA MADRE TRAE VÍDEO...

Pues sí, esta es la segunda parte de mi encendida y ofendida arenga de la semana pasada. El martes volvimos a ir al oculista (que no tenga tacto escribiendo, no significa que no sea buen profesional). Le dilatamos las pupilas a Julia, y como ya sospecháis... llevamos el portátil con vídeos que le habíamos tomado en casa, cuando ve la tele.
Fue una pequeña odisea, porque se nos olvidó el portátil, y el padre de la criatura tuvo que volver a casa a recogerlo, porque nos dijimos; a ver si ahora tampoco va a ver nada. En fin, que después de darnos el paseo, hacer sufrir a la chiquilla echándole las gotas (esta niña va para santa), resultó que la criaturita es hipermétrope, y se dieron cuenta nada más ponerla tras la primera máquina. A pesar de lo cual, seguíamos empecinados en mostrar el vídeo, pero el lápiz de memoria y el windows vista se confabularon para impedirlo. Claro, que ellos no contaban con mi proverbial cabezonería y mi remedio de última generación: reiniciar el ordenata las veces que sea necesario. Al final, conseguimos ver dos vídeos y los oftalmólogos (había dos esta vez), convinieron que sí, que la niña torcía el ojo. BIENNNN... Bueno, bien no. Entendedme preferiría que no tuviera nada en los ojos (tan bonitos por otro lado), pero que dejen de tomarme por una madre perturbada me gustó.
El doctor escribió lo siguiente en su informe: "La madre trae vídeo..." y en ese momento fue cuando se mosqueó el padre de la criatura, que había tenido que volver a casa a por el aparato y sostener a la niña todo el rato en la consulta para que llegara a las máquinas (es muy pequeña) ."¿Qué pasa, soy invisible? ¿sólo estaba la madre? ¿yo no pinto nada?", preguntas como esa se estuvo haciendo durante un buen rato. Se sentía excluido y lo entiendo. Pues bien querido, para mí, que es una cuestión de falta de tacto, ya lo dije la otra vez. ¿Deberían nuestros médicos hacer cursos de caligrafía y redacción durante la carrera? Puede que sí. En fin, ahora toca buscar unas gafas y ver como las tolera Doña Julia.

PD. Tiene un pequeño arañazo en la cara fruto de alguna discusión con su hermana.
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LA MADRE DICE...

Estoy bastante enfadada, y es posible que lo esté sin causa real. La semana pasada llevamos a Julia al oculista, porque hacía quince días que observábamos como bizquea su ojo izquierdo cuando se pone a ver la tele. Sólo le sucede cuando se concentra viendo dibujos o algo por el estilo, el resto del día está completamente normal. Como era de esperar, cuando llegamos a la clínica del oftalmólogo, la niña no torcía el ojo ni por casualidad, pero ni un poquito. Por eso nos han vuelto a dar cita para la siguiente semana. He aquí que cuando volvíamos de la consulta, una vez montados en el coche, me pongo a leer el pequeño informe que nos hacen y leo "la madre dice que tuerce el O.I.(...)" , ¿la madre dice?... ¿quiere decir que me lo estoy inventando?. He tenido la sensación de que el informe estaba pringado de prejuicios, lo mismo tengo que darle un enjuague y ponerlo a secar. La madre dice...", como si yo fuera una histérica de las que hacen época. Me ha sonado fatal. Es cierto que lo dice la madre, pero también estaba presente el padre de la niña insistiendo tanto como yo, y a él no se le hace mención de ningún tipo. Con lo simple que habría sido poner un "Me refieren que la niña (...)", o un "Los padres manifiestan que (...)".
Lo peor del asunto, es que este hombre, seguramente no se habrá dado ni cuenta de como suena lo que ha escrito, y de la desconfianza que genera con sus palabras, porque con su insistencia en que a la niña no se le ve nada (totalmente cierto, por otro lado) y el escrito, me ha hecho sentir como una tonta. La semana que viene volvemos, ella con las pupilas dilatadas, yo con un cabreo considerable y deseando poner los puntos sobre las ies a este caballero.

FERIA DE SAN JUAN

La semana pasada, como todo el mundo sabrá a estas alturas, fue fiesta en media España. Las Ferias de San Juan, son las patronales de Badajoz. Así que, una tarde cogimos el coche, las niñas y nos fuimos al ferial (que lo han puesto al ladito de donde Cristo perdió las chanclas). Llegamos muy temprano, tanto, que mucho de los aparatos no funcionaban. Nos daba igual, porque los tiovivos sí funcionaban y la verdad es que es en lo único en lo que a día de hoy se montan Julia y Patricia. Por cierto, vaya precios 2,5 euros por barba cada uno de las atracciones. Con esos precios es lógico que la gente se lo piense mucho antes de montar a los niños, y que lo haga cada vez menos. Creí que jamás en la vida iba a decirlo pero ...¡me pareció carísimo!. Desde aquí voy a lanzar una idea para los feriantes: la creación de entradas y bonos para todo el recinto. Como la mayor parte de las atracciones (no se si todas) tienen el mismo precio, se hace una entrada única al precio que estimen oportuno y un bono para varias ocasiones que resulte económico. Seguro que la gente compra el bono, y pueden elegir donde montarse. Además ellos sacarán más dinero. Porque yo creo que una vez que ponen en funcionamiento una máquina, lo mismo les da hacerlo para dos niños, que para quince, y desde luego, si lo hacen quince, dejarán más pasta (aunque no sean los famosos 2,5 €). Seguro que algunos me dice: "Ya existen los bonos". Yo contesto, sí, pero sólo se aplica a cada una de las atracciones, no te permite elegir en cual montar, que sería lo interesante. Otros me dirán: "Nadie te va a hacer caso". A eso contesto que, salvo que yo fuera Cristiano Ronaldo o Kaká, voy a tener el mismo éxito escribiendo en este blog, que largando este rollo en el Congreso de los Diputados: Ninguno.
Volviendo a las niñas: estaban alucinadas, al principio miraban con desconfianza, pero una vez que se acostumbraron a la música hortera, infantil y fuerte que ponen en la feria , todo fueron bailes y sonrisas (les encantó Azucar Moreno, se ponían a bailotear con "Sólo se vive una vez"). Las montamos en cuatro atracciones, en una de ellas además nos montamos nosotros con ellas. Eran unos troncos que se deslizaban por un pequeño circuito de agua. A Julia no le gustó nada mojarse; se echó a llorar. También se montaron en un unicornio rosa, Rayo Mcqueen y una carroza de princesa, que no les gustó un pelo, se quedaron quietas, sin saber muy bien qué hacer.
Nos las llevamos a rastras a casa, y desde entonces no hacen más que pedir tiovivo a todas horas. Que divertida resulta la vida a veces, aunque tú no seas el protagonista de la fiesta.