FUTURA NOSTALGIA


Algún día, cuanto cumpla 80 años, me daré cuenta de que, después de una vida entera buscando un lugar en el que sentirme segura, donde encajar, el único momento donde me ajusté la vida como un guante, fue arropando a mis gemelas de veinte meses, teniéndolas en mis brazos como hago ahora. Acariciando la cabeza febril de Patricia, que busca alivio antes de volver a soñar, o meciendo los muslos de Julia, que se desveló y quiso que acudiera en su ayuda.
Ese día, miraré al pasado por primera vez, con nostalgia.
Benditas malas noches de verano.

Fotografía: Germán Marcus

EL LOBO NO AULLA

Julia y Patricia están en plena fase de "gracietas", y nosotros disfrutando muchísimo. Muchas de estas monerías son las pequeñas cosas que aprenden a diario. Creo que ya he comentado en alguna ocasión, que nos quedamos a cuadros, cuando observamos que repetían palabras que con signos expresaban en un vídeo de "Baby Einstein".
Otra de las facetas que están explorando, es la imitación de animales, y claro, no podemos resistirnos, y las traemos fritas. Cada vez que tenemos la ocasión las exhibimos vilmente ante cualquiera que quiera prestar atención. El espectáculo, consiste en mostrar a los demás que la vaca hace
Mmmmmuuuuu, el perrito uaú uaú, los patos tá tá y el gato (animal de reciente adquisición) miu miu. Hasta ahí todo correcto, según la lógica imperante, y entonces es cuando le toca el turno al lobo, y ¿qué es lo que hace el lobo corazón?, a lo que ambas responden al compás; fffffff. El lobo sopla. En ese preciso instante, el público que acude a la representacion, cambia de expresión, no entienden lo que pasa, algunos dicen que "No, no el lobo hace auuuu, auuuu". Pero no es cierto, el lobo sopla, ellas tienen razón.
Desde hace mucho tiempo, ven unos dibujos animados antiguos, y entre esos, está el de "Los tres cerditos" un corto de Walt Disney, de los años treinta, y si os acordáis del cuento, el lobo no aulla para asustarlos, ni para tirar sus casas, lo que hace es soplar hasta derribar las chozas de paja y la de palitos. Esa razón, por la que el "bobo" (en realidad lo es y bastante), como ellas lo llaman, no aulla, sino que se asfixia
tratando de derribar una casa de ladrillo, fabricada con diligencia por un albañil, que para sí lo quisieran muchas constructoras, en estos tiempos de crisis, (¿he dicho crisis?, ¡ay perdón!). Un tipo diligente, trabajador, y que pone ladrillos hasta en el piano de su casa.
Os dejo con el corto en cuestión, por si queréis rememorar vuestra infancia. "¿quien teme al lobo feroz, al lobo, al lobo?..."



CÓMO CRECEN

Cada día van a más. Crecen, se hacen más independientes. Ya casi hemos acabado nuestro primer curso de natación, y disfrutan como locas en el agua. Les ponen unas especie de "pesas" (que en realidad no pesan casi nada, y sirven para flotar), bajo las axilas, y se mantienen solas en el agua. Su cara de felicidad es indescriptible. Eso sí, todavía no he conseguido hacerlas bucear sin que se acuerden de mi madre, cada vez que las meto bajo el agua, se acaban agarrando de mi pierna o donde enganchan y mirándome con una carita....uf.
Cuando vamos a los parques corren, persiguen a los pájaros, tratan de quitarle los juguetes a los niños, de vez en cuando se caen, y lloran un poco.
Son muy coquetas, y les encanta ponerse abalorios: gorros, collares, pulseras, coleteros que les hago pasar por pulseras, cosas brillantes. Ayer casi tuve que traerme arrastrando a Patricia de un bazar chino, porque le encantaban los collares de plástico que tenían colgados.
Además ahora han inventado un nuevo deporte, consistente en empujar para todos los lados el andador que le han puesto a mi madre, a raíz de su operación de cadera. Es algo divertidísimo, según su criterio. Ayer casi lo hacen desaparecer, lo habían escondido por la casa, como sólo saben hacerlo ellas.


Cada día algo nuevo, sin dejar de sorprender a todos los que las rodeamos. ¿Qué nos esperará hoy? Sorpresa.

MARÍA TENÍA UN CORDERITO



Desde hace ya algunos meses, por la noche las niñas sólo se duermen en nuestros brazos. No está bien. Sería mucho más cómodo y conveniente que se durmiesen solas en su cuna. Como la siesta: sólo tenernos que dejarlas en la cuna con algunos peluches para que al cabo del ratito estén dormidas como troncos. Es culpa mía. Pero tengo excusa: hay mañanas en las que me voy de casa cuando todavía están dormidas, cuando regreso al mediodía las acostamos al poco de llegar, y por la noche, a veces, llego muy tarde. Hubo un momento en que me consolaba a mi mismo de esta situación acunándolas en brazos. Era un momento único de intimidad que me permitía durante unos minutos tenerlas de la manera más egoísta que se me ocurre, en mis brazos. El problema ahora es que pesan demasiado, y que son dos, y en mi capricho arrastre a Anab. Como me he convertido en una especie de especialista durmiendo a Julia y Patricia, cuando termino con la que por riguroso turno tengo asignada, voy donde está Anab durmiendo a la hermana. Si tiene suerte y todavía no la ha dormido, yo la cojo, y cantando “María tiene un corderito”, recorro el pasillo a oscuras. Llegados a este punto, no logro comprender como les gusta que les cante, porque seguro que si me oyeseis ni siquiera lograríais reconocer la melodía.

YA NO SOY EL OTRO MAMMA. AHORA YA SOY PAPÁ



Si bien Patricia desde bien pronto aprendió a diferenciarnos, Julia se empeñaba tercamente en llamarme también mamá. Este fin de semana, no sólo me ha dicho papá, también ha aprendido a diferenciarse de su hermana.

Un fin de semana estupendo compuesto de:






TARDES SOLEADAS













CARRERAS POR EL PARQUE






GUSANITOS Y PALOMAS








Y....



ATARDECERES ESPECTACULARES