Algún día, cuanto cumpla 80 años, me daré cuenta de que, después de una vida entera buscando un lugar en el que sentirme segura, donde encajar, el único momento donde me ajusté la vida como un guante, fue arropando a mis gemelas de veinte meses, teniéndolas en mis brazos como hago ahora. Acariciando la cabeza febril de Patricia, que busca alivio antes de volver a soñar, o meciendo los muslos de Julia, que se desveló y quiso que acudiera en su ayuda.
Ese día, miraré al pasado por primera vez, con nostalgia.
Benditas malas noches de verano.
Ese día, miraré al pasado por primera vez, con nostalgia.
Benditas malas noches de verano.
Fotografía: Germán Marcus
3 comentarios:
Muy bonitas tus palabras, y muy bonita también la foto. Qué suerte tienes.
Saludos.
Pues acostúmbrate al guante porque de aqui en adelante van a necesitarte para todo... ya podemos irnos fuera, podemos hacernos la comida nosotros solas, podemos ganar dinero y plancharnos la ropa... podemos hacerlo todo por nosotras mismas, pero si está mamá... Todo es mucho más fácil.
Un besito!
Que entrada tan bonita, que texto tan hermoso, que sentimiento tan profundo...me encantó por lo real y cercano que es...
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