BUSCANDO A "OFFO" DESESPERADAMENTE o SIN "OFFO" NO HAY PARAÍSO



Los hechos que se relacionan en la presente entrada son totalmente verídicos. Las personas y nombres serán ciertos, porque total, como ya me conocéis, me da igual hacer un poco más el ridículo.
Badajoz, 5 de mayo de 2.008, a las dos y media de la tarde, aproximadamente, llegamos a casa. Todo parecía normal, los pajaritos cantaban, las gemelas estaban en casa con sus abuelos, y parecían felices, de hecho lo eran. Despedimos a nuestros sufridos niñeros. A nosotros nos quedaba el convencerlas para irse a echar la siesta, por eso las llevamos a la cuna, acarreamos chupes ("pipis", en lenguaje gemelar), y buscamos los "offos". Os preguntaréis, ¿qué son los offos?.Son dos peluches, con forma de hipopótamos, suaves y blanditos, a los que ya me he referido en alguna otra entrada, y que a pesar de haber perdido color con los lavados, no han desmerecido en protagonismo desde que se los regalaron. Los offos, nos han acompañado al bautizo (véase foto), cumpleaños, alguna cena familiar, y por supuesto, todas, todas, todas (sé que me repito), las noches a dormir. Cuando además descubrimos las bondades de la siesta en la cuna, Offo estaba allí, dispuesto siempre a dar compañía.
El caso, es que ayer, a medio día, uno de los offos no aparecía, y comenzó la búsqueda. Las "mammas", nos pusimos manos a la obra buscamos debajo de las camas, de los sofás, detrás de las puertas, en el arcón de los juguetes, en la lavadora, en las cuerdas de tender, en la secadora, en los armarios, en cada rincón de la casa, ... y no dio resultado. Offo no aparecía.
Como quiera que el otro Offo, había aparecido en la silla de paseo, pensamos que tal vez se lo habrían llevado, y llamamos a los abuelos, que negaron la máxima.
-Sólo salió un oso de casa-dijo el abuelo
-No, oso no, offo- dijo el papá
-Pues eso, que solo una, saco el oso de casa, el otro se quedó allí.
Las niñas lloraban en la cuna, al menos Patricia, que se había quedado sin offo en el reparto "siestero". Pero como ya se sabe que más vale maña que fuerza, engañó a su hermana, y consiguió hacerse con el offo, y los dos ositos del sueño, que les regalaron cuando eran bebés.
Rendidas ambas combatientes, sólo nos quedaba una salida, buscar a Offo otra vez. Y en esas me puse, manos a la obra. De nuevo busqué debajo de las camas, cunas, sofás, entre los cojines, detrás de las puertas, en el arcón de los juguetes, en la lavarora (saqué la ropa), en las cuerdas de tender, bajo la mesa del comedor, detrás de las cortinas, ufffffffffff....no, no aparecía Offo. ¿Habría huído?. Decidida a saber más, llamé a Puri, que es quien limpia la casa los lunes y jueves. Ella me dijo, que creía haberlo visto sobre el arcón de los juguetes. Yo miraba y miraba, y no lo veía. ¿Me estaré volviendo loca?

A las siete de la tarde tomé una determinación, no iríamos a ver a la abuela lesionada, nos ibamos a buscar un nuevo Offo. En mi mente, la noche que se avecinaba, sin Offo, me provocaba un ataque de pánico. Ni corta ni perezosa, me fui a la tienda donde lo habían comprado. Y me emocioné, cuando vi a un primo de Offo, más limpio, de colores más vivos, pero que podía dar el pego..., o eso creí yo, hasta que lo cogí, y vi que le habían metido en las tripa, una máquina de música, para que sonaran nanas cuando le tiraran de la cuerda. Pensé, en convertirme en Jack el Destripador, por un momento, rajarlo, sacarle la máquina, coserlo, y dejarlo como si tal cosa. Pero en honor a la verdad, hay que decir, que yo de sastre tengo más bien poco, por no decir nada, y para mi esa labor que puede parecer tan tonta, era como el Escorial.
Animada por mi buena suerte que me había llevado a encontrar a un primo de Offo enseguida, decidir acudir a otra tienda, para ver si el genuino Offo, se encontraba allí. Con el carrito y las gemelas, fui a diez tiendas más y no dí con Offo. Los goterones de sudor me caían por la frente, y sé si era por lo que corrí por la parte antigua de Badajoz, entre aceras estrechas y coches mal aparcados, o por el sentimiento de pánico que me invadía. Llamé al padre de las criaturas, que se ofreció para ir a por el primo de Offo, o al Corte Inglés, remedio último de todos nuestros males adquisitivos (¿o son el problema en realidad?).
Nos encontramos en las inmediaciones del Corte Ingles, y cogimos el ascensor express, hasta la Sexta Planta: Juguetería. Allí..., allí no había familia alguna de Offo, ni padre, ni primos, ni na' de na'.
Pasamos al Plan B búsqueda de dos sustitutos. Sí , deben ser dos, porque si sólo compras uno, se pelearían y acabarían echando de menos al sustituído. Buscamos, y dimos con un candidato adecuado: Don Perro. El nombre no es original (se me da fatal poner nombres). Don Perro me pareció adecuado, porque tenía una especie de bombín azul aterciopelado, que le confiere cierta distinción, de ahí el Don. Lo de perro es obvio.
Más contentas que unas pascuas y sin saber que pasaba, las gemelas se fueron para casa. Durante todo el camino fuimos haciéndoles ver lo bonito que era Don Perro, aunque en nuestro interior, sabíamos que a la hora de la verdad, iban a reclamar a Offo, no perdíamos la esperanza. Durante la cena, le mordieron los morritos a los peluches, señal inequívoca de estar encantadas con ellos. Nos íbamos relajando, pero no las teníamos todas con nosotros, así que papá, se puso otra vez a buscar a Offo, con idéntico resultado; el peluche se había evaporado. Era sin lugar a dudas un caso para Iker Jimenez.
Resignados, estábamos a punto de pasar a ponernos el pijama, cuando sonó el timbre de la puerta. La otra mamma fue a abrir y....sí, ahora sí, era nuestra vecina Magdalena, con OFFO.
Magdalena, es amiga de los abuelos desde. Habían ido a verla con las niñas por la mañana, y las gemelas se habían llevado a sus offos, pero cuando vieron la ciclostatic del marido de Magdalena, lo dejaron para montarse, y allí quedó el pobre peluche, en una habitación con dos camas individuales, acompañado por un super oso pardo y una bicicleta estática. Hasta que la buena samaritana lo vio, se acordó y pensó que lo mismo las niñas lo echaban de menos.
Caras de alegría y alivio en toda la casa. Por fin íbamos a dormir como todas las noches; mal. Sí, pero con Offo.

PD:Offo no ha vuelto a salir de casa. Don Perro ha sido bien aceptado, y ayer mismo tuvo que meterse en la lavadora porque lo habían llevado de paseo.

No hay comentarios: