Estamos en un momento en el que la baba se nos cae por litros. Julia ya sabe dar las palmas, eso sí, cuando a ella le da la gana. Así que, cuando menos lo esperamos empieza a darle, y me mira para que la anime y le diga: "ole, ole, ole...". Patricia, nos mira extrañada a todos, y sonrie, ella todavía no le da a las palmitas, pero baila agarrada a un dedito (igual que Julia).
El Sábado pasado fuimos al centro comercial (Carrefour), y causamos sensación, mientras que Julia tocaba las palmas en el carro, su hermana, le jaleaba cantando (entiéndase gritando), la gente se moría de la risa al verlas, y nosotros íbamos tan anchos, que casi no cabíamos por los pasillos. Aunque tampoco cabíamos, porque entre el carrito de las niñas, que es doble de ancho, y el de la compra, no quedaba mucho espacio, para qué vamos a decir otra cosa.

EL PIRATA DEL OJO DE TRAPO


Un aviso para navegantes con bebes: Estad siempre atentos a sus manitas, que las carga el diablo. Antes de ayer, estaba vistiendo a Patricia, y de repente no se muy bien como, sus dedos acabaron en mi ojo, regalándome una bonita "úlcera corneal". Durante 24 horas, he estado con el ojo tapado, mareada, y sin poder manejarme con las nenas. Ahora, todavía veo borroso, y me han recetado un montón de gotitas para el ojo afectado.

Lo primero que pensé cuando noté que las molestias iban en aumento fue, "¡menos mal que esta mañana le corté las uñas".

A las gemelas les encantó mi parche, y cuando volví de urgencia, primero me miraron con carita de curiosidad, luego intentaron arrebatármelo, como casi todo. Porque ahora mismo estamos en un momento en que queremos cogerlo todo: el parche de mamá, el mando a distancia, las llaves, los juguetes, el biberón, los cuadros de casa... Todo es de ellas y lo quieren ya.

La verdad es que veo fatal.

Saludos

UN NUEVO DÍA

A veces la vida parece una calle estrecha, empinada, cuesta arriba y llena de escaleras. Pero a pesar de desconchones, cansancio, tropezones, y estrecheces, merece la pena. Al menos eso quiero pensar en momentos como éste, en el que, cómo casi siempre, en estos últimos siete meses estoy físicamente agotada. He llegado a la conclusión de que, da igual el número de horas que duerma, si lo hago de continuo o no, al final del día las piernas son como dos leños ardiendo, que pesan terriblemente al moverlos. Los ojos se cierran, y a penas si puedo llegar a decir "Buenas Noches", a quien compartió conmigo el día, y yace a mi espalda. Dejo de sentir la respiración de todos los cuerpos que pueblan la habitación (que en este caso son cuatro), hasta que un grito de aburrimiento (o tal vez alivio), me despierta. Son las 3:45 minutos de la madrugada, Julia se despertó y se mueve en la cuna, araña los protectores acolchados, y suspira. Tiene el chupete puesto, pero de cuando en cuando se lo quita y lo agita "tacatacatacatacatá". Creo que es su modo de decir "estoy aquí, y me aburro".
En fin, ya es de día, hoy posiblemente hará mucho calor. Tal vez podamos inaugurar la temporada de piscina. Cargaré la cámara para que el padre de las gemelas (trabajador explotado por estas tres mujeres), disfrute un poco, si llegado el caso llegásemos a bañarnos las tres.

HE DORMIDO UNA NOCHE DEL TIRÓN

Esta noche hemos dormido del tirón, todos los cuatro. Parece increible, pero por fín, después de no sé ni cuantas semanas, nadie se ha despertado a eso de las 3 de la madrugada para ser mecido. Nadie ha llorado, o se ha quejado a horas intempestivas. Así, que prácticamente hemos aguantado todos en la camita hasta más allá de las ocho.
Se agradece mucho, tener al menos una noche así. Porque lo cierto es que el día menos pensado, me voy a quedar dormida en el justo instante en que se apaguen las luces de la habitación, me pille donde me pille, aunque sea subiendo las piernas a la cama. ¡Dios!, el sueño me persigue, y es mucho más fuerte que yo.
El otro día, oí en la tele (digo que oí, porque fue mientras le daba la fruta a las niñas, momento en el que ellas miran a la tele y yo las miro a ellas), que las mujeres de treinta y pocos años están muy cansadas para tener fantasías sexuales, y que su vida sexual es muy pobre, por ese mismo cansancio. Bueno, que más puedo decir, benditas las de treinta y pocos que todavía tienen vida sexual, es algo de lo que yo no puedo presumir. Si bien es cierto, que no puedo achacar dicha inactividad a mi querido esposo (que de vez en cuando lee este blog), sino a mis dos bebes que absorven mi energía vital de forma completa. Pero las miro y pienso ¡son tan monas!, y entonces se me olvida todo, el sueño, el cansancio, la mala facha que tengo... me rio las cojo en brazos, nos tiramos las tres en una alfombra y nos ponemos a jugar. Supongo que será igual para todo el mundo.
Ahora, voy a dejar esto, miraré porqué Patricia da chilliditos desde el parque, y acabaré de tomarme el café que lleva cuarenta minutos esperándome, aburrido al lado de la pantalla del ordenador.
Saludos a todas las madres y padres cansados.

YA PIENSO EN LAS VACACIONES


¡Buenos días!
Las vistas que hoy os presento son bonitas de verdad. Al menos a mi me lo parecen. Es la playa de los Caños de Meca (Cádiz), una de sus calitas. Me gusta mucho Los Caños, ahí todo el mundo hace de su capa un sayo, y muchos ni tan siquiera llevan capa o sayo, sin embargo, eso no parece molestar a nadie. Conviven nudistas, seminudistas y personas con bañador con la mayor de naturalidad , sin conflictos...
Hay unos cuantos restaurantes, pegados al mar, y mientras comes una tortillita de camarones crujiente, puedes estar viendo los barcos en el mar en calma, los bañistas, algún surfista y por supuesto el faro de Trafalgar. Hay bares de ambiente chill, muy relajantes, para mirar el mar y las estrellas por la noche, tenderetes de baratijas...
Me gustaría llevar a mis bebés allí, pero este año no va a ser posible, optaremos por unas vacaciones no tan idílicas, mucho más convencionales y esperemos que facilitas para los padres novatos.
¡Ay!, me duele hasta el alma, ayer di un porrazo en la rampa que sube del portal al ascensor cuando llevaba a Patricia en brazos, mientras me caía hice todo lo que pude por poner a la niña a salvo, y .... lo conseguí, ella ni se enteró, pero yo me he porraceado medio cuerpo a base de bien. Puñeteras sandalias y tobillo flojo..., no es mi primera caída, pero desde luego sí ha sido la que más nerviosa me ha puesto. Lloré nada más caer al suelo, después de comprobar que a la niña, no le había pasado nada. Las piernas me temblaban, y no podía sostenerla en brazos. Todo fue por el susto que me llevé, que horror.
Pero bueno, ya no quiero hablar más de eso, quiero ir a la playa, jugar, pasear, leer un libro ponerme un bikini (que el año pasado con el reposo del embarazo no pude hacer nada de nada) , pasarme todo el día en el agua, en remojo como los pescaditos... ¡VIVAN LAS VACACIONES! ¡VIVAN LOS CAÑOS DE MECA, ZAHARA DE LOS ATUNES, TUNEZ, EL CAMINO DE SANTIAGO, LA REPÚBLICA DOMINICANA, MATALASCAÑAS, LA ANTILLA, Y CUALQUIER SITIO DONDE PUEDAS PASAR EL VERANO DE TU VIDA!
Y todavía quedan dos meses antes de que pueda coger vacaciones...

PARAR EL TIEMPO


Miro a mis niñas, una y otra vez, y me gustaría que el tiempo se congelase en algunos de esos momentos en los que disfruto de ellas. Cuando las estoy bañando, cuando comemos la papita y nos llenamos la cara de fruta, cuando se chupan los dedos de los pies (o los calcetines si los tienen puestos)..., me gustaría fijar en mí todas las sensaciones que en esos momentos percibo; el olor de su piel, lo mostoso de sus mofletes untados en fruta-con cereales-, su sonrisa rosa, desdentada, sus primeras carcajadas, las caras de asombro, o como tras un largo día de comida, siestas, paseos, y nuevas sensaciones, se acaban rindiendo al sueño -al menos por unas horas-. Pero no hay nada que me permita conservar todas y cada una de las sensaciones que me bombardean cada día. Ni las fotografías, ni los vídeos me permiten tener una imagen completa de lo que vivo día a día, puede que parezca algo tonto, pero me asusta olvidarlo, despertarme un día y darme cuenta de que he olvidado a mis bebés, a mis padres, a mi marido, a todos los que quiero, y que me encierro en un mundo de olvido brumoso.


Al tiempo, Me he dado cuenta de que un lenguaje tan distinto a las imágenes, al olfato, al gusto, como son las palabras, sí me permiten recuperar todas las sensaciones de las que hablo, al menos de momento; ¿no es curioso?...