LOLA.

Esta es Lola. No, la niña que está sentada enseñando el body es Patricia. Lola está a su lado, quietecita, por lo que vaya y venga.
Lola llegó hace unos años a casa de mis padres, en compañía de otra tortuga, de la mano de mis sobrinos Juan Pedro y Enrique. Por la casa de mis padres, han pasado gatos, hamsters, ardillas, peces, tortugas, y últimamente un pato marrón.
Cuando Lola y su compañera se hicieron un poco grandes para residir en su habitáculo con islita y palmera incluidas, fueron liberadas en la gran terraza de casa de mis padres. La amiga de Lola desapareció un día. Sospechamos que debió tirarse por algún bajante. No es que los niños le hicieran la vida imposible, ni mucho menos, es que a veces las tortugas necesitan cambiar de vida.
El caso es que Lola, sí permaneció con nosotros. Este nombre, el de Lola, lo recibió hace unos meses, antes se llamaba "la tortuga de Enrique", pero cuando Julia y Patricia comenzaron a hacerle caso, nos pareció demasiado largo. Así que la rebauticé con toda la cara, y sin contar con el propietario, al que como buen primo (en el sentido familiar), no le quedó más que dar su bendición al bautizo. A ella no parece haberle molestado, porque desde que cambió de nombre, también ha comenzado a recibir más atención.

Al principio sólo la tocaba Julia, a Patricia le imponía su presencia. Pocos días después, Patricia no sólo comenzó a tocarla, sino también a cogerla, y alimentarla. Es cierto, que tratando con seres tan poco civilizados como estas niñas, a veces peligra su vida, porque no se dan cuenta de que Lola no es un juguete, y la tiran al suelo, o le dan con la punta del zapato. Momento en el que ponemos todos el grito en el cielo, y decimos que eso no está bien. Entonces la autora del maltrato, coge de nuevo al bichito, lo acaricia y le lanza un !ayyy! lastimoso, una especie de "lo siento" infantil.
Patricia se esmera mucho en darle de comer, le lleva pepinillos, trocitos de pan, jamón york, y aunque Lola, no parece muy interesada en la comida que le trae, Patricia continúa sirviéndole el menú, con la disposición que la caracteriza (que es mucha).
Hay veces, que la tortuga se esconde en la espesura de las macetas, harta como estará, de tanta atención desmedida y descuidada, y entonces las gemelas, se quedan en el borde de ese pequeño bosque ficticio que montó mi padre, y la llaman, como si buscasen a Pulgarcito "¡Lola! ¡Lola!". La tortuga (lógicamente) no aparece, porque aunque quisiera verlas, sus caminar es lento, sosegado. Entonces, las gemelas recurren a padres, abuelos, primos, o quien sea menester, para ver a su amiga, aunque sea un ratito.
Por cierto, no sé si es Lola o Lolo, nunca lo averigüé, mira que si encima del martirio al que se somete, lo hice transexual...

4 comentarios:

Unknown dijo...

Es imposible pasar a visitarte en un sitio y no hacerlo en el otro.
Es bueno que aprendan a familiarizarse con los animales.
Y siempre la podéis llamar como esa serie de TV......Lalola.

Un abrazo

Vegetable Man dijo...

bonitas fotos.

Manuel dijo...

Increible como crecen estas niñas.... entre post y post.

Por cierto, se acerca su cumple y viendo en tu relato el cariño que le están cogiendo a los quelonios, ¿has pensado comprarles el traje de ... tortuga ninja?

Anabel Rodríguez dijo...

Gracias por vuestra visita, a este blog. Me ilusiona mucho, porque es al que le tengo más aprecio (cosas maternales ya se sabe). En fin, vamos al tema
Yeste: JA, ja,ja Sí, siempre podemos llamarla Lalola.
Vegetable man: Me halagas. Creo que la tortuga es bastante expresiva ¿no te parece?. Tiene carita de susto.
Manuel: Sí señor, buena observación, el domingo hacemos años. Por cierto, he tenido que mirar en el diccionario el significado de quelonio, y viene a decir que son reptiles que tienen cuatro extremidades cortas, mandíbulas córneas, sin dientes, y el cuerpo protegido por un caparazón duro que cubre la espalda y el pecho, o lo que es lo mismo, tortugas de toda la vida. Que bien está esto de aprender nuevas cosas a diario. En cualquier caso, mis niñas son más de Pocoyo y Ely, pero nunca se sabe, pueden aficionarse rápidamente a ir de tortugas.
E