En primer lugar, debéis disculpar mi ausencia, pero hemos estado bastante enfermas las últimas semanas. Parece que la enfermería se va a cerrar antes de lo que yo preveía, así que me permito el lujo de mostraros la segunda parte de nuestro viaje a Portugal, cuajadita de peces como podréis ver.
Milagrosamente encontramos un "Opopo" musical, que compramos inmediatamente, porque los otros pobres están a punto de pasar a mejor vida. Necesitará una intervención para extraerle la caja de música, pero después quedará estupendo. Obsérvese en la primera foto a Julia con el muñeco en brazos.

Visitamos el Oceanario de Lisboa, con los tíos y primos. Se hicieron una foto con el buzo mascota del lugar, llamado Vasco. Y después de hacer una cola enorme, cuajada de españoles, pasamos a ver los peces. Allí las niñas se quedaron de piedra con algunos peces, se asustaron con el pez luna, y en conjunto, se divirtieron mucho.

Transcurrió el tiempo con cierta tranquilidad, hasta las dos y media de la tarde, hora de comer. A partir de entonces, hubieran sido capaces de comerse a Nemo si se pone a tiro. Ya no les gustaba ningún pez, ni las medusas, ni las estrellas de mar, ni nada. Se echaron a llorar y no pararon hasta que se comieron la tercera patata frita del McDonald. ¡Que mala es el hambre!. Era la primera vez que iban a un sitio de esos, y se pusieron hasta las trancas de trocitos de pollo frito (¿Mcnuggets?), y patatas fritas. Les regalaron unos muñequitos de la película "Monstruos contra Alienígenas", y se tranquilizaron un poco.

Comenzaron entonces a rememorar lo bonito que era Nemo, las estrellas de mar de colores que habían visto, y el pulpo que encontramos escondido entre las rocas. Lo simpáticas que resultaban las nutrias, y que "chulas" son las medusas, porque parecen ... pompas.
Y si bien, el pez luna, no fue aceptado en un primer momento, puedo afirmar que a día de hoy, es junto con el tiburón, uno de los más nombrados en casa.
Milagrosamente encontramos un "Opopo" musical, que compramos inmediatamente, porque los otros pobres están a punto de pasar a mejor vida. Necesitará una intervención para extraerle la caja de música, pero después quedará estupendo. Obsérvese en la primera foto a Julia con el muñeco en brazos.
Visitamos el Oceanario de Lisboa, con los tíos y primos. Se hicieron una foto con el buzo mascota del lugar, llamado Vasco. Y después de hacer una cola enorme, cuajada de españoles, pasamos a ver los peces. Allí las niñas se quedaron de piedra con algunos peces, se asustaron con el pez luna, y en conjunto, se divirtieron mucho.
Transcurrió el tiempo con cierta tranquilidad, hasta las dos y media de la tarde, hora de comer. A partir de entonces, hubieran sido capaces de comerse a Nemo si se pone a tiro. Ya no les gustaba ningún pez, ni las medusas, ni las estrellas de mar, ni nada. Se echaron a llorar y no pararon hasta que se comieron la tercera patata frita del McDonald. ¡Que mala es el hambre!. Era la primera vez que iban a un sitio de esos, y se pusieron hasta las trancas de trocitos de pollo frito (¿Mcnuggets?), y patatas fritas. Les regalaron unos muñequitos de la película "Monstruos contra Alienígenas", y se tranquilizaron un poco.
Comenzaron entonces a rememorar lo bonito que era Nemo, las estrellas de mar de colores que habían visto, y el pulpo que encontramos escondido entre las rocas. Lo simpáticas que resultaban las nutrias, y que "chulas" son las medusas, porque parecen ... pompas.
Y si bien, el pez luna, no fue aceptado en un primer momento, puedo afirmar que a día de hoy, es junto con el tiburón, uno de los más nombrados en casa.