MAMÁ...DE PEQUEÑA VOY A SER


Estaba fregando la loza cuando Julia apareció en la puerta de la cocina. No la vi, pero la intuí porque comenzó a hablar enseguida con ese estilo entusiasta que la caracteriza:
-Mamá, cuando sea pequeña voy a ser peluquera.
-No Julia... querrás decir cuando sea mayor - contesté yo en plan "listo" y maternal.
-No, no, cuando sea pequeña -insistió ella.
En ese momento sentí como si una espinita de intranquilidad me punzara el corazón y volví la cabeza. Desde luego mi intuición no me falló, había cogido las tijeras (de punta redondeada, no os asustéis) que tengo para sus manualidades, y se había dado unos cuantos de trasquilones. Cinco o seis mechones de pelo le caían por los hombros. ¡Ayyyyyyy!, me faltó tiempo para lanzarme sobre la "peluquera", arrebatarle el instrumento, echarle la bronca y comprobar si el corte había sido muy radical. Afortunadamente las tijeras de manualidades no habían hecho mucho daño, y todo ha quedado camuflado... puffff.
Cual sea la moraleja, lo ignoro. No se si es: sube las tijeras al techo, no friegues la loza, contrata a un camaleón para que vigile a las gemelas... o presta atención a todo lo que te dicen. Tal vez todas, sí. Menos mal que el pelo crece.